LA VICTORIA DE MCLAREN EN MIAMI QUE VA A PROVOCAR UN LUNES DE BRONCA EN ASTON MARTIN

Lawrence Stroll, dueño del equipo Aston Martin de Fórmula 1 tiene fama de no ser una persona fácil con la que trabajar. Pero si este lunes se oyen puñetazos en su mesa y alguna voz más alta que otra entre el magnate canadiense y los responsables técnicos del equipo, no se puede decir que no le falte cierta razón a su enfado. El rendimiento de su escudería en el Gran Premio de Miami ha sido de lo más decepcionante.

Para añadir sal a la herida, la victoria de Lando Norris sobre un McLaren que lleva un motor Mercedes exactamente igual al de sus coches demuestra que otros equipos con menos infraestructura y medios lo están haciendo claramente mejor. Estamos en el tercer año del proyecto de ascender a Aston Martin a la cumbre y, ahora mismo, está en una situación igual o peor que cuando compró el equipo. El propio Fernando Alonso admitía la dura realidad sin rodeos: "Hemos empezado el año más o menos como quinto equipo, pero aquí, en Miami, estábamos un poco más atrás peleando con los Alpine o los Alpha Tauri".

Stroll Sr. es un duro hombre de negocios acostumbrado a triunfar. Es normal que se cuestione cómo después de haber invertido ingentes cantidades de dinero en la infraestructura del equipo y reclutando personal, no solo no se evoluciona, sino que se va para atrás. Todo dieron por buena la caída libre en competitividad en la segunda mitad de la temporada pasada, porque lo lógico era pensar que estaban dedicando todos sus esfuerzos para dar el salto definitivo en 2024. Pero ya vemos que la realidad dista mucho de aquellos deseos. Ahora mismo, están en el mismo sitio -o peor- que cuando el equipo se llamaba Racing Point.

"Ha sido una carrera dura, muy dura. No hemos sido rápidos en todo el fin de semana y tampoco lo éramos en carrera. Salimos con las (ruedas) duras intentando extender un poco la primera parte y tuvimos la suerte del virtual safety car, que salió en el momento adecuado para nosotros, recuperamos muchas posiciones ahí", explicaba un decepcionado Fernando Alonso. Satisfacción por arrancar dos puntos de un noveno puesto inesperado, sí, pero sin maquilar la dura realidad.

Un sabor amargo

Como es habitual en el piloto asturiano, no bajó la guardia y no dejó de pelear, pese a partir en una posición tan retrasada como la decimoquinta. Pero en un gesto de sinceridad que le honra, reconoció que aunque había disfrutado en las peleas en mitad del pelotón, en Miami no se vio su mejor versión: "Tampoco me he sentido yo muy fino, no he conseguido hacer una vuelta buena en todo el fin de semana. Me quedo con un sabor un poco amargo y ojalá quitarlo del medio en Imola con una buena actuación".

El próximo Gran Premio en dos semanas, en el circuito italiano de Imola, es una prueba crucial para saber si todavía hay oportunidad para lograr cosas importantes en 2024 o hay que dar ya la temporada por amortizada. McLaren comenzó la temporada pasada igual de mal o peor de lo que lo está haciendo Aston Martin este año, pero a medida que empezó a introducir evoluciones, el coche fue progresando en competitividad hasta convertirse en la alternativa más sólida al binomio Red Bull-Max Verstappen.

Los McLaren demuestran otra vez que aquello no fue flor de primavera, sino que el poderío técnico del equipo es real. Esa circunstancia es la que debe incomodar sobremanera a Lawrence Stroll, que ve de forma recurrente a los coches de color papaya en el lugar que él imaginaba para sus monoplazas verdes. El Aston Martin es un coche mediocre en ritmo de carrera, pero al menos en clasificación a una vuelta ofrecía muy buen rendimiento. En Miami, no hubo ni lo uno ni lo otro.

Objetivos realistas

"Los puntos son importantes, seguimos con la racha de puntuar cada domingo. Pero ha sido un fin de semana regulero en cuanto a prestaciones. Tenemos que dar un paso adelante, todos lo están dando y en Imola tenemos alguna mejora, ojalá nos vuelva a poner cerca de Mercedes", afirmaba el asturiano. Parece realista el deseo de Fernando, pero hay que poner en contexto también que Mercedes está probablemente al nivel más bajo de rendimiento desde que retornara en 2012 como equipo en solitario.

Existe la inquietud de creer que el excepcional comienzo de temporada de Aston Martin en la primera parte de la temporada pasada se debía a toda la información que traía en su cerebro, el director técnico Dan Fallows, de sus años en Red Bull. Parece ser que, una vez desaparecido el efecto de la medicina Adrian Newey, no fueron capaces ni de evolucionar el año pasado, ni de crear algo competitivo en el presente.

Pero más allá de la responsabilidad de Fallows o de otros técnicos de renombre como Eric Blandin, no hay que olvidar que hay una nómina muy amplia de ingenieros brillantes, de los que se espera que den lo mejor de sí en el momento en que el equipo más les necesita. No van a bastar horas delante de un ordenador optimizando piezas. Lo que se necesita es innovación, que alguien de la tropa venga con una solución que pille descolocados a sus rivales.

Y aunque el largo plazo está muy bien, urge una reacción de Aston Martin en Imola dentro de catorce días. Con unas instalaciones que son de lo mejor de la parrilla y con unos recursos económicos al nivel de los mejores, a Lawrence Stroll no le puedes pedir que espere indefinidamente. Y a Fernando Alonso, con 42 años, menos aún.

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