AIRES DE REVOLUCIóN EN PARíS

Luis Miguel Pascual

París, 8 jun (EFE).- En ausencia del rey de Roland Garros, que lame sus heridas en el descanso mallorquín, será su principal escudero quien defienda mañana el honor de una generación, la más brillante del tenis, amenazada por otra, liderada por un caudillo descarado que pone en jaque una hegemonía que dura ya dos décadas.

El duelo se semifinales entre el español Carlos Alcaraz y el serbio Novak Djokovic tiene mucho de cambio de régimen o de resistencia de la vieja guardia.

Los 16 años que separan al número 1 del mundo del número 3 lo dicen todo. Cuando Alcaraz daba sus primeros pasos por las calles de El Palmar, Djokovic empezaba a colarse en las rondas finales de los torneos y apenas empuñaba su primera raqueta el murciano cuando el de Belgrado levantaba su primer grande en Australia.

El español creció viendo al serbio ganar y ganar, afrontar a Roger Federer y a Rafa Nadal muchas veces y juntos ir frustrando camadas enteras de tenistas que estrellaron sus ilusiones contra la inoxidable persistencia.

Ahora, cuando el paso del tiempo aboca a lo inevitable, mientras el suizo ya descansa apacible y el español empieza a mostrar la puerta de salida, el serbio defiende el fuerte contra el que parece el mayor ataque al que han sido sometidos.

Pocas veces uno de los representantes del "big 3" ha saltado a una pista sin ser el claro favorito si al otro lado de la red no estaba otro de su casta.

Así se han repartido 64 de los últimos 75 grandes, dejando que un puñado de tenistas, que amenazaban con desbancarles, se conformaran con las migajas.

ALCARAZ FAVORITO

Alcaraz ha conseguido ya, antes incluso de pisar la tierra batida de París, convencer al mundo de que tiene el tenis, la fuerza, la entereza y la mentalidad para derribar al régimen establecido.

La sensación que dejó en la pista en los cuartos contra el griego Stefanos Tsitsipas ha contribuido mucho a alimentar ese sentimiento.

A sus 20 años, convertido en el número 1 más joven en décadas, con un grande ya bajo el brazo y una temporada sobre tierra batida digna del mismísimo conde de Manacor, la estrella emergente del tenis mundial saltará a la Philippe Chatrier como el favorito en la mayoría de las quinielas.

Y con sus 36, con una sala de trofeos casi sin huecos para nuevas copas, el último representante de la aristocracia en este Roland Garros, lo hará en el puesto del aspirante, como si por un remolino del destino los papeles se hubieran trastocado.

Djokovic, con sus 22 Grand Slam a cuestas, amenaza la eclosión del español, con 1 en sus redes. El mundo a revés.

No es nuevo el papel de aspirante para el serbio en París. Pero sí serlo de otro que no sea Nadal, que le ganó ocho veces en el Grand Slam de tierra batida, tres de ellas en la final, lo que explica que sea el grande que menos figura en sus vitrinas.

23 GRAND SLAMS

La perspectiva del vigésimo tercero, de ganarlo en las tierras de Nadal, al que superaría por vez primera en su carrera, es combustible suficiente para la ambición del serbio, a lo que suma la posibilidad de recuperar el número 1 del mundo si dos días más tarde confirma el triunfo y se convierte en el ganador más veterano de Roland Garros.

Para Alcaraz la apuesta no es menor, porque supondría dar un vuelco a la hegemonía del tenis, colocarse en inmejorable situación de levantar su segundo grande y decirle al mundo que hay un nuevo gallo en el gallinero. Y conservar el número 1 del mundo.

Los números están de su lado. Solo él suma 35 triunfos este año --25 de ellos sobre tierra batida-, con cuatro títulos, Buenos Aires, Indian Wells, Barcelona y Madrid.

Además, venció en el único precedente, en la semifinal del torneo de Madrid del año pasado, en un duelo que se dirimió en el desempate del tercer set.

Con Djokovic se han repartido los tres últimos Grand Slam y si el español buscará su decimotercera victoria en un grande consecutiva, para el serbio sería la vigésima.

Desde 2021, el de Belgrado solo ha perdido dos partidos en Grand Slam, mientras que Alcaraz busca su victoria número 30 en ese tipo de torneos. Para el serbio sería la 347.

Tanta atención atrae el partido que parece que no hubiera otro, el que jugarán el noruego Casper Ruud y el alemán Alexander Zverev, ambos encantados de que todo el foco esté en el otro lado.

El escandinavo, de 24 años, cuarto del mundo, busca su tercera final de un grande, la segunda consecutiva en Roland Garros, frente al germano de 26, que al tercer intento consecutivo quiere seguir los pasos de Michel Stich, el único alemán que llegó a la final en París.

Será el primer duelo entre ambos en Grand Slam, también la primera vez en tierra batida, la superficie predilecta del noruego, que en el último cara a cara con el alemán logró su única victoria en cuatro confrontaciones.

(c) Agencia EFE

2023-06-08T11:04:59Z dg43tfdfdgfd