TUCHEL ESTALLA (CON RAZóN) CONTRA EL áRBITRO, PERO LAS TRAMPAS DEL REAL MADRID SON OTRA COSA

Cuesta imaginarse una manera más cruel para caer eliminado de la Champions League que la que sufrió el Bayern de Múnich en el Santiago Bernabéu. Después de resistir las embestidas de un Real Madrid claramente superior durante el encuentro, un solitario tanto de Davies puso a los alemanes por delante. En apenas tres minutos, el doblete de Joselu acabó con las esperanzas germanas.

Pero la indignación del club alemán llegaría por una polémica tan extraña como impactante. Un balón al área colgado a la desesperada provocó la mejor ocasión del Bayern en el descuento. La pelota cayó en los pies del central Matthijs de Ligt, que remató a portería... acabando el balón el gol. Lunin ni se movió. Segundos antes, el árbitro, Szymon Marciniak, había señalado fuera de juego. Técnicamente, ni siquiera fue un gol anulado, ya que se había detenido el juego antes del remate.

El linier levantó el banderín con dos futbolistas del Bayern en posible fuera de juego cuando podrían estar en línea, pero al pitar el árbitro antes del remate, no hubo opción a revisión. Marciniak, por cierto, señaló a los 22 futbolistas sobre el campo que añadía dos minutos más extras a los nueve de prolongación y esta acción llegó en el 113. Meterse en un lío es quedarse corto.

El tremendo enfado de Tuchel. (Reuters/Juan Medina)

Thomas Tuchel se mostró "triste", contrariado y absolutamente indignado por la acción arbitral, que habría supuesto el empate de la eliminatoria y, probablemente, la llegada de la prórroga. "Va contra cualquier normal del fútbol moderno. El primer error es del árbitro de línea. Con Davies también lo hizo antes. Levantó la bandera... Tengo una sensación un poco rara. Tener los huevos y las agallas de levantar la bandera en esta situación es un error importante. El árbitro tiene la posibilidad de no pitar y tomó la decisión de pitar. Va contra cualquier norma. Esto no habría pasado al revés", se quejó el técnico del Bayern, antes de apuntar y disparar.

Las trampas del Real Madrid

"¿Cómo me explico las remontadas del Madrid? Los árbitros tienen su efecto". Las palabras en caliente de Tuchel señalaron a la clásica mano negra favorable al, por ahora, catorce veces campeón de Europa. Y el alemán tiene razón: el Real Madrid hace trampas... pero no las que él cree.

A principio de la temporada, el análisis de la plantilla del Real Madrid era obvio: faltaba un delantero centro. Se había ido Karim Benzema y sus treinta goles por año y el recambio era Joselu, quien, técnicamente, sustituía a Mariano Díaz. ¿El nueve? Sin dueño. La llamada de emergencia a Kylian Mbappé no surtía efecto y el vestuario madridista quedaba tocado, sin un gran goleador y con la responsabilidad máxima para Vinícius Junior y Rodrygo Goes. Para competir en LaLiga había plantilla de sobra, pero en Europa los grandes cocos de los petrodólares con sus interminables nóminas de talento por doquier parecían muy por encima.

Albert Ortega

Y pasaron los meses, y avanzaron las rondas, y llegó mayo... y ahí estaba el Real Madrid. Casi como si de una comedia se tratara: suena el himno de la Champions League y el conjunto merengue sale a ganar. Un equipo que no entiende de análisis, ni de lógica. La dirección deportiva volvía a desnudarse, como un caníbal devorándose su propio brazo. Ancelotti, como buen hombre de club, asintió ante las decisiones de los despachos. ¿Qué tengo? ¿Joselu de nueve? No problema, amigo. ¿Mis centrales caen como moscas y no fichamos recambios? No problema, amigo, Tchouaméni de central. Salgan, jueguen, ganen.

Es difícil discutir las malas decisiones deportivas cuando se juega más allá de las reglas. Pero no es cuestión de escándalos arbitrales, del VAR o de fanatismo. El Real Madrid es un club tramposo. Hace trampas descaradas a la lógica deportiva y a la realidad. No se puede explicar de otra manera que un equipo domine con tal facilidad situaciones de máxima histeria, como la de estar eliminado a nueve minutos del final, necesitar dos goles y tener una fe no solo incombustible, sino casi paródica. En esa situación, cuando solo la épica responde, da igual cuántos goles necesitará el club de Chamartín, que iban a llegar.

La RAE define milagro como "hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino". Juzguen ustedes mismos. El Santiago Bernabéu consigue, una vez más, hacer de lo milagroso, cotidiano. Y eso, verdaderamente, es hacer trampas. Ya, ya, ya. Lo de siempre.

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