GOL Y ALIVIO EN EL BERNABéU PARA MBAPPé

En el estreno de Mbappé en la Champions con el Madrid, el trofeo en el que siempre fracasó en sus siete temporadas en el PSG y sus tres años en el Mónaco, el francés ya comenzó a dejar destellos mientras su equipo zozobraba en el primer tramo del partido ante el Stuttgart. Primero encontró solo a Tchouaméni tras atraer a tres rivales en el área y filtrarle un pase a través de un espacio reducidísimo para que intentara probar a Nubel. Después, desde el perfil izquierdo, lanzó dos cabalgadas tan potentes que en la segunda se deshizo de Rouault casi como si fuera un cono, pero el portero alemán rechazó sus dos disparos, ligeramente centrados. Tras la mejoría del Madrid, impulsada por la electricidad de Rodrygo y la lectura del juego de Bellingham, en la segunda parte Mbappé tardó solo un minuto en recibir un balón fantástico del brasileño para empujarlo a la red. Fue su 49º tanto en 74 partidos en la Liga de Campeones, donde también suma 26 asistencias.

En la competición europea, la que tantas veces deseó ganar pero vio desde París conquistar al Madrid —rey del torneo con 15 títulos, más del doble que el segundo—, Mbappé participa de manera directa en el gol 1,01 veces por encuentro. Son unos registros descomunales para el delantero deseado por todos, el jugador con las condiciones idóneas para copar los premios individuales tras la era Messi-Cristiano.

Sin embargo, a sus 25 años, el delantero todavía no ha levantado ni la Orejona ni los principales galardones particulares a los que parece llamado desde su irrupción en la élite del fútbol. “Para mí es una cosa negativa venir aquí y decir que quiero únicamente la Champions. Cuando juegas para el Real Madrid tienes que ganar todos los títulos. Hoy ganamos, y vamos a intentar ganar el próximo, y a ver lo que pasa a final de temporada”, dijo el francés tras el encuentro.

Como jugador del PSG, Mbappé siempre salió frustrado del Bernabéu. Lo visitó tres veces en la Champions y su mejor resultado fue un empate en la fase de grupos de 2019. En las otras dos ocasiones, cayó en las eliminatorias de octavos (2018 y 2022). Tal vez la experiencia más dolorosa para él fue la de hace dos años, cuando los parisinos quedaron eliminados a pesar de que el delantero dejó una exhibición impactante con un gol y otros dos anulados por fuera de juego. Esa fue la Liga de Campeones de las remontadas del Madrid, y ese partido se convirtió en el primero en el que el equipo de Ancelotti obró el milagro sobre la bocina con tres tantos de Benzema en un instante.

Esta noche, en el primer tramo del partido, el Stuttgart también amenazó en el mismo estadio con agriarle su presentación en Champions con el Real. En el minuto 20, los de Ancelotti habían dado 59 pases, por 144 de su rival, y Courtois ya había hecho cuatro paradas, además de un mano a mano salvado ante Millot al achicarle el espacio y obligarle a rematar desviado. El Madrid era incapaz de presionar en campo contrario y de construir con criterio los ataques. En esos momentos en los que a los blancos la pelota le duraba un suspiro y el portero belga —elegido mejor jugador del encuentro— evitaba un roto, Mbappé mostró su personalidad para buscar la portería de Nubel y dio señales de que su maquinaria está cada vez más engrasada. “Puedo hacer más, yo sé que voy a hacer más. Cada partido me siento mejor, ahora meto goles y soy feliz aquí”, afirmó en zona mixta.

Tras su tanto, sin embargo, se apagó, y fue Rüdiger, antes de que Endrick cerrara el marcador en el último minuto en una contra a campo abierto, quien lo alivió. El cabezazo del central alemán en un saque de esquina lanzado por Modric evitó que el gol que Undav había anotado 15 minutos antes amargara el estreno de Mbappé en el Bernabéu con el rey de la Liga de Campeones, el trofeo que el francés ha venido a conquistar al Madrid.

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