EL LEVERKUSEN SE INSTALA EN LA LOCURA Y AGRANDA SU LEYENDA

Cada día que pasa, el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso agranda más su leyenda. Campeón de Alemania por primera vez en la historia y finalista de la DKB Pokal, el equipo que dirige el tolosarra sacó, no sin sufrimiento, el billete para la final de la Europa League que tendrá lugar el 22 de mayo, en Dublín, y en la que se enfrentará a la Atalanta, que dejó en la estacada al Olympique de Marsella.

Lo hizo, además, logrando un nuevo registro histórico, puesto que con su agónico empate, uno más, ante la Roma de Daniele De Rossi (2-2), a la que derrotó por 0-2 en la ida y contra la que cayó en semifinales de la pasada edición, superó la racha de imbatibilidad del mítico Benfica de Eusebio, que entre 1963 y 1965 enlazó 48 partidos consecutivos sin perder.

49 (41 triunfos y ocho empates) lleva ya este Leverkusen, a las puertas de un Triplete que nadie esperaba a principio de temporada. Pese a la ausencia, de inicio, de Wirtz, por parte local, y Dybala, por la visitante, ambos equipos nos regalaron un partidazo que pudo caer de cualquier lado y en el que el primer susto lo dio Lukaku a los cuatro minutos. Al belga se le fue largo el control y Kovar, muy atento, salió valiente a sus pies. Un preludio de la exhibición de su homólogo en la portería ‘giallorossa’, Svilar.

Palacios, titular en detrimento de Andrich, fue el primero en ponerle a prueba en el 15’, justo antes de una tangana que originó Frimpong al no detener el juego con Spinazzola, lesionado, en el suelo. Ya sin el ‘37’ de la Roma en el campo llegaron los mejores minutos del Leverkusen, cuyo asedio frenaron entre el poste, tras tiro de Palacios, y Svilar, con una doble parada antológica en el 39'.

Segundos después, un rifirrafe entre Tah y Azmoun dentro del área alemana terminó con Danny Makkelie señalando el punto fatídico. Paredes no falló y puso, contra todo pronóstico, a la Roma a un gol de igualar la eliminatoria.

Tras el paso por vestuarios, el partido se convirtió en un ida y vuelta, con Kovar frenando las intentonas romanistas y Svilar dándole a los suyos incontables vidas extras. Y en una de esas, Hlozek, negado de cara a gol, tocó el balón con la mano en área propia. El VAR avisó al colegiado y Paredes acertó nuevamente desde los 11 metros.

Aullaba, y de qué manera, la Loba, pero no se amedrentó el Leverkusen, que volvió a aliarse con la diosa fortuna para clasificarse para la segunda final europea de su historia y, salvar, por enésima vez, su récord en el último minuto del añadido.

Mancini, en propia puerta y después del único borrón de la brillante actuación de Svilar, que se comió un saque de esuqina botado por Grimaldo, puso el 1-2 en el marcador. El héroe local, con la Roma volcada, fue Stanisic, autor del definitivo 2-2 en el 97’. Bendita locura la de este equipo.

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