Nada tiene que ver el inicio de la segunda temporada de Arda Güler en el Real Madrid con respecto a lo que fue la primera. De hecho, el curso pasado el turco no debutó hasta el 6 de enero 2024, cinco meses después de su llegada, y en esta, con el duelo ante la Real Sociedad, ya suma cinco encuentros, uno menos de la mitad de los que jugó en toda la 23/24.
Y aunque no ha marcado ni asistido, las sensaciones son mejores. Se le nota más suelto a la hora de combinar con sus compañeros y el crecimiento, aunque tardío y quizás menos explosivo de lo que se esperaba en un primer momento, sigue su curso.
También es cierto que las lesiones de Bellingham, Ceballos o Camavinga le han abierto un hueco y que, con la veteranía de Modric y la ausencia de Kroos, el camino está más despejado. Pero precisamente por ello, el hecho de que vaya cogiendo ritmo es positivo para el Real Madrid sigue viendo en el turco a uno de sus pilares fundamentales en el centro del campo.
Así pues, en todo esto quien tiene culpa de lo que pase en el futuro, bueno o malo, es Carlo Ancelotti cuya gestión de los momentos para con el jugador tiene que ser favorable a su desarrollo. Pero si algo ha demostrado el italiano en esta segunda etapa en el Real Madrid es que se le da bien ayudar al progreso de los jóvenes.